Las membranas mucosas de las vías respiratorias se inflaman cuando son atacadas por un virus. Debido a que las membranas mucosas de las vías respiratorias superior e inferior son muy similares en su estructura, cuando aparece un resfriado común - es decir, una infección de las vías respiratorias superiores – esta puede pasar rápidamente a los bronquios.
El resfriado suele ir acompañado de un aumento de la mucosidad, como un estímulo automático, porque los cilios ya no son capaces de expulsar la mucosidad. Después, los sensores de nuestras membranas mucosas detectan estos estímulos y envían señales a nuestro cerebro, desencadenando un acto reflejo: empezamos a toser. A la larga, esto puede resultar en un espasmo de la musculatura bronquial o broncoespasmo.
Cuando tosemos los músculos se constriñen, el cuerpo trata de expulsar la mucosidad y se hace difícil respirar. Pero la tos no es el único problema: también suele ir acompañada de dificultades para tragar, de dolores de cabeza y de una nariz que moquea.